Por: Ana Lucía Marín Escudero.
El francés
Stéphane Hesse de 94 años, con su escrito “¡Indignaos!” , fue quien motivó al
mundo a movilizarse , en contra de los
modelos económicos y los regímenes que han implantado la desigualdad
social , la desesperanza, la violencia,
la corrupción y todos los vejámenes para una sociedad que ya se cansó de
esta deprimente situación
Las calles del mundo están llenas de indignados pues lo están los jóvenes profesionales, empresarios,
trabajadores, estudiantes y gente del común, que ven cómo crece el desempleo, peligran sus
ahorros, sus jubilaciones, sus viviendas a crédito que no pueden cancelar; en una crisis sin fondo. Pero no sólo se están indignados los
pobres y clases medias, también algunos acomodados y profesionales en Europa y el Medio Oriente se manifiestan con ardor, exponen sus vidas y enfrentan la represión,
y a los bancos y poderes nacionales e
internacionales que deciden desde la oscuridad sobre el destino de todos, y la
riqueza de los pueblos, pues también se sienten afectados.
Lo
único cierto es que está latente el inconformismo de grandes sectores de las
sociedad que se sienten defraudados, utilizados, manipulados, por los politiqueros
y especuladores que al amparo de la democracia o de dictaduras crueles se enquistan en el gobierno, siempre al
servicio del Régimen.
LOS INDIGNADOS DE COLOMBIA.
Son millones los colombianos y colombianos que estamos indignados pues
sufrimos con más intensidad los atropellos del régimen y sus gobiernos, que los
europeos y orientales.
Tímidamente y por sectores manifestamos nuestra indignación: lo hacen los
docentes, en defensa de sus derechos y en favor de la educación pública,
lo hacen los trabajadores de la salud,
lo hacen los universitarios y estudiantes, lo hacen las madres comunitarias, lo
hacen los transportadores, lo hacen los defensores del medio ambiente, los
militares retirados, los trabajadores del Estado, los cafeteros etc…etc…etc. Las
protestas se extiende de oriente a occidente y de norte a sur, todos los días y
en todas las horas, pero de una manera
individualizada. Es necesario que busquemos una unidad, con la certeza que el problema de cada sector, de cada
gremio, de cada grupo sea sentido por todos y buscar así no beneficios
individuales si no para todos los
nacionales, en una Colombia donde el bienestar y la paz sean nuestra
cotidianidad.
Nadie debe ser indiferente ante la difícil situación que atraviesa el planeta,
pues colaborar en la construcción de un mejor mundo es principio de verdadero
amor.
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